Por Orestes Díaz.
El sábado el niño Alfredo Yunior Sánchez Aguilera no tenía
clases y optó por uno de sus hobbies: ayudar con los animales domésticos a su
padrastro Wílmar Nieto Rodríguez. No pensaron que ese sería un día milagroso y
al mismo tiempo de susto para la familia.