jueves, 7 de enero de 2016

Ser feliz.


Por estos días es recurrente escuchar frases como lo propio, te deseo un buen año, unidad, familia y bienestar. Es lo lógico, lo humano, lo decente y lo civilizado. Vivir en paz, felices, imponiéndose a las dificultades y obstáculos que impone la vida. Es la manera más lógica de vivir porque de lo contrario sería disfrutar de una existencia agónica que vendría a ser lo más parecido a la muerte en gotas diarias.
También trataba de descifrar las líneas argumentales de la novela cubana de turno. Tiras cómicas, ambientes actualizados y sobre todo llena de conflictos en la familia, la escuela, el amor, la orientación sexual y en casi todas las relaciones interpersonales. Al comentar esa última conclusión hace unas horas alguien me dijo: “es que la vida es así”.
Y tiene que ser así? La hacemos nosotros así, la impone Dios, los patrones de conductas o tales conflictos los rigen aquellos preceptos éticos, morales y de convivencia en los que creemos? Realmente una pregunta difícil pero mucho más difícil es vivir llenos de conflictos. Tampoco se puede  estar como en la selva, aunque los bosques también tienen sus reglas no escritas e incluso transgredidas por los humanos en su afán de extensión y colonización de la vida animal y vegetal.
Existe aquel adagio bastante feliciano que dice “si tiene solución para qué te preocupas, si no tiene solución, para qué te preocupas” No creo que sea lo ideal. Lo correcto sería cumplir con los buenos deseos que se expresan cada inicio de año y que a los cuatro o cinco días de enero ya la gente olvida y se empeña en concretar lo contrario. ¿Humanos o animales arcaicos?
Solventar conflictos elimina el estrés, relaja la comunicación y suaviza las asperezas interpersonales, familiares y sociales. Un ser predispuesto, una familia mal llevada, un pueblo triste no pueden salir adelante. Los conflictos llevan a veces a soluciones superiores pero también a un elevado costo que en ocasiones pueden ser las guerras.
Vivir doce meses como de fiesta tampoco es excelente, perderíamos la seriedad que algunos momentos imponen, faltaría la reflexión para moldear mejor los trayectos existenciales y la rutina de la sonrisa produciría vaya a saber usted. Lo ideal es encontrar el equilibrio. Si surge un conflicto hay que superarlo, encontrarle una solución práctica y lógica pero sobre todo no empeñarnos en fastidiar al prójimo y al entorno.